Aves en el Ebro en un día de niebla
Panasonic Lumix G9 Mark II con Olympus M.Zuiko Digital ED 75-300 mm f4.8-6.7
En esta última semana de noviembre, han llegado las nieblas a Zaragoza. Hace un tiempo eran mucho más frecuentes, llegaban antes en el calendario, y eran mucho más persistentes que en los últimos años. Tal es así que últimamente no llegaban hasta Navidad, cuando en mi infancia eran frecuentes ya en Todos los Santos. El Halloween castizo hispano. Todo el mundo dice que las nieblas son muy fotogénicas. Pero en la ciudad… depende.
Ayer, tras resolver cuestiones domésticas diversas, me abrigué y salí a dar un amplio paseo. Mi intención era fotografiar con una cámara con película fotográfica. Pero eché también al macuto la Panasonic Lumix G9 Mark II. He decidido llevar siempre que pueda esta cámara con el Olympus M.Zuiko Digital ED 75-300 m f4.8-6.7 siempre que suponga que mis pasos me van a llevar cerca de un entorno natural. Por si hay oportunidades con las aves u otros bichos.
Pues bien, ayer, entre las once y las doce de la mañana, con un niebla bastante densa, en la ribera del río Ebro a su paso por Zaragoza, esta decisión empezó a rendir sus réditos. Ya esperaba, por experiencias previas, encontrar los cormoranes, que nos visitan en la ciudad entre el otoño y el invierno, posados en sus perchas tradicionales en las orillas del río. Y esto me llevó un rato de entretenimiento, buscando los mejores encuadres. Costaba concentrarse, porque hacía frío. No muy intenso, pero la niebla “se te cuela en los huesos” como dicen las personas mayores.
Pero la principal alegría me la dio, unos minutos más tardes, un simpático gurgute, que picoteaba por el suelo, muy confiado, junto a uno de los caminos por los parques que bordean al río en Zaragoza. No paseaba mucha gente, como podréis comprender por lo que he comentado sobre el tiempo atmosférico. Niebla y frío. Pero tampoco se mostraba muy asustadizo. Mantenía las distancias, pero dejaba acercarse lo suficiente para tomar fotografías que no necesitasen ser recortadas después para dar presencia al ave.
El gurgute, Upupa epops, es conocido en castellano como abubilla. Gurgute es la denominación autóctona aragonesa, o una de ellas. Es la que yo aprendí cuando salía a pescar de adolescente con mis padrinos. Es un ave que se te queda enseguida porque tiene un aspecto muy característico. Su cresta, que ayer no desplegaba, no es tiempo de festejar, y sus colores, lo hacen muy reconocible. Y no es difícil de encontrar en nuestros campos, aunque yo no lo había visto tan de cerca en la ciudad.
Lo único que no me gusta es que me cuesta mucho que las fotografías de aves posadas en el suelo me queden bien. Quedan mucho más "airosas”, nunca mejor dicho, cuando están posadas en alguna rama, más al aire. Supongo que habrá que ensayar con más frecuencia el “cuerpo a tierra”, para conseguir composiciones estéticamente más atrayentes.